Más allá de las conocidas atracciones como la playa del Sardinero, la cueva de Altamira, San Vicente de la Barquera o Santillana del Mar, existe una versión menos conocida pero igualmente deslumbrante de Cantabria. Esta región esconde algunos de los paisajes más impresionantes del norte de España, lejos de sus puntos turísticos más concurridos.
Te invitamos a descubrir con nosotros diez lugares encantadores en Cantabria, donde encontrarás desde pintorescos pueblos habitados por legendarios hombres-pez, hasta enigmáticas iglesias que se alzan desde las aguas, pasando por bosques habitados por majestuosas secuoyas y uno de los jardines con laberintos más grandes y desafiantes de España.
Las secuoyas del Monte Cabezón
Si eres amante de la naturaleza y buscas explorar algo único a menor escala, te sugerimos descubrir uno de los tesoros más inusuales de Cantabria, y posiblemente de toda España: un bosque de secuoyas. Te preguntarás, ¿cómo es que este gigante de los bosques norteamericanos ha encontrado su lugar en nuestro suelo?
La respuesta nos lleva a los años posteriores a la Guerra Civil, un periodo de autarquía en el que España buscaba ser autosuficiente en la producción de una variedad de materias primas sin depender de importaciones. En este contexto, la plantación de secuoyas fue vista como una estrategia viable para proveer de madera a la industria nacional.
Actualmente, el bosque de secuoyas en Monte Cabezón, ubicado en el municipio de Cabezón de la Sal, se ha convertido en uno de los monumentos naturales más valorados por los habitantes de Cantabria. De las secuoyas plantadas hace más de 80 años, más de 800 ejemplares siguen en pie, aunque se les considera «secuoyas bebé» en comparación con su potencial de vida de más de 1.000 años. Es fascinante pensar que, en el otro extremo del Atlántico, se encuentra el General Sherman, el árbol más voluminoso del planeta, con 84 metros de altura, 11 metros de diámetro y una edad que supera los 2.500 años.
El Faro de Ajo
Desde su inauguración el 28 de agosto de 2020, la intervención artística de Okuda San Miguel en el faro de Ajo ha transformado este rincón de Cantabria, antes poco conocido por muchos turistas e incluso por bastantes habitantes de la región, en una visita obligada de la zona.
El trabajo de Okuda, un artista cántabro de renombre internacional con obras en países como España, EE.UU., Canadá, Hong Kong y Australia, ha colocado al faro de Ajo en el mapa turístico gracias a su vibrante y colorida obra. A pesar de la controversia que ha suscitado en Cantabria, muchos consideramos que deberíamos estar agradecidos por la contribución de Okuda, cuyo arte no solo embellece el lugar sino que también aporta valor y riqueza a la comunidad local, al municipio y a toda Cantabria.
El faro y su entorno son verdaderamente espectaculares, convirtiéndose en un sitio imperdible de tu paso por Cantabria.
El Cementerio de Comillas
Ubicado en un pintoresco promontorio junto al mar en Comillas, este cementerio es un magnífico ejemplo de la arquitectura modernista, destacando su fachada como Bien de Interés Cultural y albergando impresionantes obras de arte tanto funerario como arquitectónico. El lugar conserva las ruinas de una iglesia parroquial del siglo XV, sobre las cuales se erigió el resto del cementerio.
Proyecto
La remodelación del cementerio fue obra de Luis Domènech y Montaner, quien integró las ruinas de la antigua capilla gótica en el diseño y añadió una nueva valla adornada con elementos decorativos como pináculos, cruces patadas y un arco de acceso.
El diseño paisajístico de Domènech busca resaltar el carácter ruinoso del lugar, perfilando sus contornos con la inclusión de la escultura del Ángel Guardián de Josep Llimona (1894-1985), una pieza en mármol colocada sobre los muros de la nave de la antigua iglesia.
Además, Domènech diseñó el panteón familiar de D. Joaquín del Piélago, caracterizado por una lápida emergiendo de una ola, un detalle distintivo del modernismo.
El acceso principal al cementerio, declarado Bien de Interés Cultural, se hace a través de una monumental fachada rematada por un arco de medio punto, situado bajo un tejado a dos aguas. La puerta de entrada, de hierro forjado, se encuentra bajo este arco.
El recinto está rodeado por un muro de piedra coronado por pináculos decorados con cruces, adaptándose a los desniveles del terreno sobre el que se asienta el cementerio. Los mausoleos, diseñados por Domènech i Montaner y esculpidos por Llimona, incluyen destacadas obras como el mausoleo de la familia Piélagos. Sin embargo, la obra más emblemática es el “Ángel Exterminador” de Llimona, aunque el cementerio cuenta con numerosas esculturas de ángeles y otros elementos religiosos dispersos por todo el lugar.